Todo discurso es político, y en el campo de batalla de las palabras discursivas, late y pugna la voluntad de hegemonía del discurso, como un torrente (mil torrentes) tratando de llenar todos los intersticios posibles, a manera de validación. El relato “científico” atraviesa el siglo XX. ¿ La Epistemología es subsidiaria del discurso científico , su consecuencia? Claro, a la luz de toda la cohorte de mistagogos que pretenden imbuírnos de “saberes” de utílería, podría entenderse la desesperación de ciertas disciplinas por, más que hablar de un “saber”, encontrar la manera en que éste pueda ser ubicado en las coordenadas del discurso o del discurrir “Científico”. Debería releer un libro: “La locura Wittgenstein” de Françoise Davoine. que me atrajo, allá lejos y hace tanto, que me sedujo más que nada por la lectura de Thomas Bernhard y la manera en que en sus novelas introduce el personaje de Ludwig W. De más está decir que, lector irresponsable, muchas lecturas echan raíz de una manera ajena a lo que se supone que es el corpus académico de alguien que abreva en tal o cual disciplina. En los así llamados “Cursillos Introductorios” toda ésta gente que los organizó, con muy “buena onda” (cómo aborrezco ése término) y también de manera fraterna, y también naif, pues hay que decirlo todo (lo cual es imposible), dejaron claro que la Facultad de Psicología estaba atravesada (dominada) por el Psicoanálisis. No quiero nombrar autores para que no se me adjudique el tener que explicarlos ya que, repito, soy un “lector irresponsable” Pero Barthes, ( la anécdota que relata Roudinesco en la biografía de Lacan es memorable), incluso Foucault y otros autores que uno ha leído con mucho placer, es obvio que están más cerca del Psicoanálisis que de las teorías delirantes del Orgón de Reich o de la Gestalt y Ferenczi. Dicho esto, y reiterando la no-sistematización de lecturas del suscrito, y su ignorancia supina (la mía) acerca de términos que son moneda corriente en la academia. (Ahora, no el río, los ríos en el torrente, sino el cauce desmadrado, o el discurso poético, que vendría a ser la niebla desdibujando el contorno del cauce) : ¿Es posible romper el muro simbólico (con perdón de la Glasnot y de Comas) del tipo que discursea (su válido discurso, un discurso de saber y a la vez un discurso político: y aquí habría que agregar que si todo discurso ES político, también es subjetivo) y que si bien no altere el orden monótono de cincuenta bancos apuntando al pizarrón, al menos se pasee por entre los bancos? Básicamente porque supongo que muchos, que como yo no tenemos más remedio que llegar sobre la hora y sentarnos muy atrás, gracias a tonos de voz graves (totalmente disfrutables en lugar de las voces chillonas) pero malogrados por la atroz reverberación del salón, no escuchamos un pomo? “Hablo de mí, naturalmente” (1)
Téngase en cuenta, a modo de lo que sea, que nada se ha objetado de la decisión de dictar clases en modo "Cine" (Hay un discurso, pero no se cuestiona salvo en el foyer o en el bar de la esquina después de ver el film)
Todo discurso es político, y en el campo de batalla de las palabras discursivas, late y pugna la voluntad de hegemonía del discurso, como un torrente (mil torrentes) tratando de llenar todos los intersticios posibles, a manera de validación. El relato “científico” atraviesa el siglo XX. ¿ La Epistemología es subsidiaria del discurso científico , su consecuencia?
ResponderEliminarClaro, a la luz de toda la cohorte de mistagogos que pretenden imbuírnos de “saberes” de utílería, podría entenderse la desesperación de ciertas disciplinas por, más que hablar de un “saber”, encontrar la manera en que éste pueda ser ubicado en las coordenadas del discurso o del discurrir “Científico”.
Debería releer un libro: “La locura Wittgenstein” de Françoise Davoine. que me atrajo, allá lejos y hace tanto, que me sedujo más que nada por la lectura de Thomas Bernhard y la manera en que en sus novelas introduce el personaje de Ludwig W.
De más está decir que, lector irresponsable, muchas lecturas echan raíz de una manera ajena a lo que se supone que es el corpus académico de alguien que abreva en tal o cual disciplina.
En los así llamados “Cursillos Introductorios” toda ésta gente que los organizó, con muy “buena onda” (cómo aborrezco ése término) y también de manera fraterna, y también naif, pues hay que decirlo todo (lo cual es imposible), dejaron claro que la Facultad de Psicología estaba atravesada (dominada) por el Psicoanálisis. No quiero nombrar autores para que no se me adjudique el tener que explicarlos ya que, repito, soy un “lector irresponsable”
Pero Barthes, ( la anécdota que relata Roudinesco en la biografía de Lacan es memorable), incluso Foucault y otros autores que uno ha leído con mucho placer, es obvio que están más cerca del Psicoanálisis que de las teorías delirantes del Orgón de Reich o de la Gestalt y Ferenczi.
Dicho esto, y reiterando la no-sistematización de lecturas del suscrito, y su ignorancia supina (la mía) acerca de términos que son moneda corriente en la academia. (Ahora, no el río, los ríos en el torrente, sino el cauce desmadrado, o el discurso poético, que vendría a ser la niebla desdibujando el contorno del cauce) : ¿Es posible romper el muro simbólico (con perdón de la Glasnot y de Comas) del tipo que discursea (su válido discurso, un discurso de saber y a la vez un discurso político: y aquí habría que agregar que si todo discurso ES político, también es subjetivo) y que si bien no altere el orden monótono de cincuenta bancos apuntando al pizarrón, al menos se pasee por entre los bancos? Básicamente porque supongo que muchos, que como yo no tenemos más remedio que llegar sobre la hora y sentarnos muy atrás, gracias a tonos de voz graves (totalmente disfrutables en lugar de las voces chillonas) pero malogrados por la atroz reverberación del salón, no escuchamos un pomo?
“Hablo de mí, naturalmente” (1)
Téngase en cuenta, a modo de lo que sea, que nada se ha objetado de la decisión de dictar clases en modo "Cine" (Hay un discurso, pero no se cuestiona salvo en el foyer o en el bar de la esquina después de ver el film)
(1) Thomas Bernhard